jueves, 9 de febrero de 2017

La propuesta sublime y liberadora de Renzo Novatore




Porque nosotros no somos los enemigos de la sangre…
¡Somos los enemigos de la vulgaridad!
Ahora que la edad del deber y de la esclavitud está agonizando, queremos cerrar el ciclo del
pensamiento teórico y contemplativo para abrir la puerta de la acción violenta, que es voluntad de vida
y espectáculo de expansión.
Sobre los escombros de la piedad de la religión queremos erigir la dureza creadora de nuestro
corazón supremo.
Nosotros no somos admiradores del “hombre ideal” de los “derechos sociales”, sino aquellos que proclaman el
“individuo real”, enemigo de las abstracciones sociales.
Nosotros luchamos por la liberación del individuo.
Por la conquista de la vida.
Por el triunfo de nuestra idea. Por la realización de nuestros sueños.
Y si nuestras ideas son peligrosas, es porque nosotros somos aquellos que aman vivir
peligrosamente.
Y si nuestros sueños son locos, es porque somos locos.
Pero nuestra locura es nuestra sabiduría suprema.
Pero nuestras ideas son el corazón de la vida; y nuestros pensamientos son los faros de la humanidad...................



 Porque la soledad perenne es sólo de los santos que reconocen en dios su testimonio.
Pero nosotros somos los hijos ateos de la soledad. Somos los demonios solitarios sin testigos.
En el fondo, queremos vivir la realidad del dolor; en lo alto, el dolor del sueño…
¡Para vivir intensamente y peligrosamente todas las batallas, todas las derrotas, todas las victorias,
todos los sueños, todos los dolores y todas las esperanzas! ¡Y queremos cantar al sol,
queremos gritar a los vientos! Porque nuestro cerebro es una hoguera centelleante donde el gran fuego
del pensamiento crepita y arde en locos y gozosos tormentos.
Porque la pureza de todos los amaneceres, la llama de todos los mediodías, la melancolía de todos los
ocasos, el silencio de todas las tumbas, el odio de todos los corazones, el murmullo de todos los bosques,
y las sonrisa de todas las estrellas, son las notas misteriosas que componen la música secreta
de nuestra alma rebosante de exuberancia vital.
Porque en lo profundo de nuestro corazón oímos hablar a una voz de humana individuación
tan imperiosa y gallarda que, muchas veces, al escucharla sentimos miedo y terror.
Porque la voz que habla, es la voz de Él: el Demonio alado de nuestras profundidades.

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