sábado, 2 de septiembre de 2017

Una tarde en el desierto.

Soñé con la poesía de América Latina   Una mano invisible grande y pesada la reunía una tarde en el
 desierto   La poesía tomaba forma de un perro amarillo en medio de la nada   a lo lejos   muy lejos   un
 oasis   cordilleras   el mar   El perro solitario bajo las llagas del sol caminaba lento y sus patas se hundían
 en la arena   pero el animal monstruoso o alucinante   no caía   no dejaba de avanzar   una tormenta de
 arena a 100 kilómetros por hora pasaba sobre el perro haciéndolo desaparecer   y juro que mi corazón
 dejaba de latir   Un ave metálica atravesando el cielo sin problema alguno   tal vez se reía del animal
 perdido y de mi condición de estatua en aquel momento   La tormenta avanza hacia el sur y el perro
 aparece intacto   con los ojos entornados   su piel amarilla como el desierto en esa tarde infernal   y
 avanza   Pero a dónde se dirige?   Uno no nunca sabe a dónde va la poesía   ni siquiera en el mundo de los
 sueños   Tal vez el perro monstruoso vaya y orine al mar   luego comience a entrar en él y no haría nada
 más o nadaría hacia el fondo para reunirse con los perros acuáticos del olvido   o no   Lo cierto es que el
 animal avanza   me gusta mirarlo y acariciar su pelaje brilloso su hocico sangrante   Luego tira una
 mordida que se extiende por todo el desierto le da la vuelta cien veces y se muerde a él mismo   La poesía
 también se trata de morder y de arrancarse con colmillos afilados lo poco de piel que queda   y seguir   no
 importa a donde   no se sabe a dónde   pero seguir

G.G.

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